["If someone forgot about the clocks...". Foto di Marzia Poerio]
1.
TODA HISTORIA
Toda historia es simple y se me olvida.
Quizá me fui a tomar café, quizá la amaba
y me perdí entre jardines de piernas esmaltadas
que fueron juncos trenzados de palabras
y después retama que mi lengua de trapo
había hecho trizas. Quizá fue el amor,
quizá el café, tal vez la noche. El recinto
sin madrugadas, con sangre y lunas rotas,
el recinto, el barranco de dientes oxidados
o el valle de hojas de afeitar dulcísimas
no hería o no existía. Quizá fue el café
o fueron sus piernas, o quizá la amaba.
Toda historia es simple y se me olvida
en las axilas de mi ciudad tristísima.
Sabedlo ya: mis ojos no se acuerdan de qué miran.
EVERY STORY
Every story is simple and I forget it.
Maybe I went to have coffee, maybe I loved her
and I lost myself among gardens of enameled legs
that were braided rushes made of words
and, afterwards, a broom that my rag tongue
had torn to shreds. Maybe it was love,
maybe the coffee, perhaps the night. The enclosure
without daybreaks, with blood and broken moons,
the enclosure, the cliff of oxidized teeth
or the valley of the sweetest razor blades
that didn’t wound or didn’t exist. Maybe it was the coffee
or it was her legs, or maybe I loved her.
Every story is simple and I forget it
in the armpits of my saddest city.
Know this now: my eyes don’t remember
what they look at.
2.
EL MENDIGO
Al pie de una cuesta olvidada o llovida,
al pie de una ajena infancia acaso, detrás de la tierra
y muchísimos años después de que tuviera nombre todo
olvidado o llovido sólo pide en su entierro el mendigo
que en monedas le sean dadas las limosnas, pocas o muchas.
En monedas. De cobre o de espanto y, a veces, con el sonido
de los abrazos perdidos, en monedas siempre, en monedas raídas.
Pues si alguien se olvidó de los relojes
y otra noche aquí aún llega
se las pondrá en los ojos, para no ver,
una por una. Para no ver – noche vacía -,
para no ver o para recordar saberse
tan muerto como su sonido.
THE BEGGAR
At the foot of a forgotten or rained-upon slope,
at the beginning of someone else’s childhood perhaps, behind the land
and many years after everything forgotten and rained-upon
had a name, the only thing the beggar asked for
at his burial was that the alms be given in coins, few or many.
In coins. Of copper or of fright, and, sometimes, with the sound
of lost embraces, always in coins, in worn coins.
Well, if someone forgot about the clocks
and another night still arrives here,
he will put the coins in his eyes, so as not to see,
one coin for each eye. So as not to see – empty night-,
so as not to see or to remember feeling
as dead as their sound.
[Translated by Alexandra van de Kamp and William Glenn]
